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Análisis de la reciente reforma a la Ley de Amparo en México.

  • masterlbsc2025
  • 23 oct
  • 2 Min. de lectura
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La reciente reforma a la Ley de Amparo busca modernizar este medio de control constitucional, considerado fundamental para la defensa de los derechos humanos frente a actos de autoridad. El argumento central del gobierno federal es que el amparo ha sido utilizado de forma excesiva o dilatoria, impidiendo la ejecución de sentencias firmes y entorpeciendo la función pública. Con esta modificación se pretende lograr una justicia más pronta, expedita y eficiente.  No obstante, esta reforma ha generado debate, pues algunos especialistas, incluyendo este corporativo LEGAL & BUSINESS SERVICES,  adviertemos que podría restringir el acceso a la justicia y debilitar la protección de los derechos humanos

Entre los principales cambios destacan la sustitución del Código Federal de Procedimientos Civiles por el nuevo Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares como norma supletoria, la actualización del lenguaje incluyente y ajustes al concepto de “interés legítimo”. Este último cambio implica que sólo podrá promover amparo quien acredite un daño directo, personal y actual, lo cual limita la posibilidad de que colectivos u organizaciones interpongan amparos en defensa de derechos difusos, como los ambientales o de carácter social.


Otro cambio importante se refiere a las suspensiones dentro del juicio de amparo. La reforma restringe su otorgamiento cuando se considere que éstas contravienen el interés social o el orden público, lo cual busca impedir que se paralicen políticas públicas o decisiones de gran impacto. Sin embargo, este ajuste puede debilitar la función protectora del amparo, ya que la suspensión ha sido históricamente una herramienta clave para evitar daños irreparables mientras se resuelve el fondo del asunto, y permitiría más abusos por parte de las autoridades.


En términos generales, la reforma pretende reducir los abusos procesales y dar mayor certeza a la actuación de las autoridades, pero también plantea riesgos al limitar el acceso al amparo para sectores vulnerables o colectivos sin afectación directa. El reto será encontrar un equilibrio entre la eficiencia judicial y la tutela efectiva de los derechos fundamentales. Su correcta aplicación dependerá de la interpretación que hagan los tribunales y de que no se pierda el espíritu garantista que históricamente ha caracterizado al juicio de amparo en México. La reforma a la Ley de Amparo puede contribuir a una justicia más ágil, siempre que su aplicación no limite el acceso a la protección de los derechos fundamentales. La verdadera modernización de la justicia no está sólo en la rapidez de los procesos, sino en garantizar que cada persona pueda ser escuchada y protegida ante cualquier abuso de poder.


El amparo es la última barrera entre el poder publico y los derechos de las personas; cualquier cambio en su estructura debe ser evaluado con cautela y responsabilidad.

 
 
 

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